Un espacio personal en el que comparto reflexiones, vivencias, ideas, fotos, música, etc. que considero interesantes, útiles o divertidas.
Mi deseo es disponer de un espacio gratuito en internet, donde publicar lo que me parezca oportuno, siempre desde mi punto de vista personal. Material que sea propio y de otros autores.

Incluyo también un blog sobre mi ya finalizada etapa profesional, con contenidos que durante años han estado en una web informando sobre nuestro gabinete, el Gaps. La web y el gabinete no están ya disponibles.

sábado, 5 de enero de 2013

La vida, la muerte, la causalidad y la Tertulia Bohemia

Por momentos, hoy me siento empachada, y lo digo con mucho mucho cariño y respeto.
Un empacho de funerales... Hoy dos seguidos, y mañana otro.
Dos hombres muy conocidos y reconocidos en Sitges, mi querido pueblo de adopción, acaban de enviudar. Ambas mujeres fallecieron anteayer. Ambas debido al cáncer. Una de ellas, después de años de lucha en su contra. Para la otra mujer, ha sido más corta la batalla, ya que las evidencias claras empezaron hace sólo unas seis semanas.  A Vinyet sólo la conocía por ser la esposa de Josep Maria Matas Arnalot, propietario de una cadena de restauración y hoteles, periodista, mecenas... A Josep Maria me une la llamada TertuliaBohemia. Una tertulia sitgetana veinteañera, de la cual él fue uno de los impulsores. 
Con Vicky Shenk la historia es algo más larga. Allá por los años 70 y como secretaria del Director de Exportación, trabajé en Lacoray Española, S.A. la empresa de Hans y Vicky Shenk. La casualidad o causalidad quiso que muchos años después nos reencontráramos en Sitges, precisamente en la Tertulia Bohemia, cuando con Jesús empezamos a movernos por aquí hace unos nueve años. Hans y Vicky, Vicky y Hans, siempre inseparables, son reconocidos en Sitges por su labor de mecenazgo por ejemplo en Juventuts Musicals y en la Biblioteca Santiago Russinyol.
Mañana, en Vilanova i la Geltrú y también por caprichos de la casualidad o causalidad, será el funeral del esposo de Dolors Juan, poetisa de renombre en nuestra zona. Con Dolors y con su hijo Isidre Roset Juan –crítico de arte-, nos une también la Tertulia Bohemia de Sitges.  
Sin duda, los rituales nos permiten canalizar emociones si así nos lo autorizamos, y este tipo de situaciones nos facilitan también la reflexión si nos la aceptamos. Hoy he llorado. He llorado mucho. Y como me suele ocurrir cuando fallece alguien cercano, me he preguntado si tanto llanto era por la persona fallecida. ¡Claro que sí! Aunque no solo por ella, sinó por quienes la han querido y la quieren. Y tampoco no sólo por eso, sinó por darme cuenta por enésima vez de la fragilidad de la vida. Por que algún día seré yo la que esté en ese lugar. El lugar del muerto. Así. Sin paliativos. El lugar del muerto. Como otras veces, ante una persona muerta, he pensado en la vida, en la muerte, en sus respectivos significados para mi. En la tristeza que me produce pensar en cómo me puedo sentir si sobrevivo a mis seres más queridos. En estas ocasiones, los recuerdos se agolpan en mi mente. Recuerdos de seres queridos ya fallecidos, seres queridos que fallecerán…
Y todo lo que pueda yo decirme a mi misma o que puedan decirme otras personas, no suavizan el sentimiento de pérdida en esos momentos. Luego sí. En esos precisos momentos en que está el cuerpo presente, y o en que estamos tantas personas unidas en esa ceremonia de despedida, siento el dolor y quiero sentirlo. No quiero negármelo porque es también parte de la vida,  parte de mi.
Las reflexiones sobre ”Es la vida”, “Todos tenemos que pasar por ahí”, “Todo es un contínuo y la vida y la muerte también lo son”,  “La muerte no es más que otra cara de la moneda”…, aunque aprecio la buena intención de quienes lo dicen, no me sirven en ese momento. No quiero que me alejen de mis humanos sentimientos. Esas reflexiones, me las dejo para después. Para otros momentos.
He pensado también en ¡cuánta casualidad o causalidad junta!  Aparte de otros posibles vínculos que pudiesen tener o no entre sí esas tres personas fallecidas entre anteayer y ayer, compartían el hilo conductor de la Tertulia Bohemia.
Y ahora, no me resisto a una tentación. La de decir: “¡Ah! ¡La vida!
Fotos de Internet 

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