Como decía ayer en la primera parte de este Prefacio, Iatrogenias varias son una serie de experiencias vividas en carne propia debido a eso, a iatrogenias. Esas acciones sanitarias que, contrariamente a lo que pretenden, producen efectos adversos en los pacientes.
Dejando aparte acciones sanitarias que hacen bien, que de haberlas
háylas y que también he disfrutado y disfruto, aquí me centro en las
tantas y tantas acciones desagradables, desapacibles, indeseables, criticables,
cuestionables, controvertibles..., a veces punibles, y en cualquier caso
dificilmente digeribles que durante los últimos tres años he sufrido y sufro.
¡Brrrrrrr!
Para exponer la última, os pongo en antecedentes, sinó no
nos aclararíamos. Entre unas cuantas medicaciones que tomo porque me dicen los
médicos que de lo contrario mi vida peligra, se encuentra el Sintrom. El
engorroso Sintrom. Muy señorito él, como bien sabemos todas las personas que lo
tomamos como tratamiento o prevención de afecciones tromboembólicas. El Sintrom
requiere controles regulares para valorar nuestra sangre, ya que facilmente nos
movemos entre peligro de trombosis o embolias por una parte, y peligro de
graves hemorragias por otra.
No te creas que la cosa no tiene su cosa.
Ya de entrada no puedes comer ciertas verduras o comerlas en
pequeñas cantidades, y cualquier cambio en tu dieta y en varios factores de tu
vida, pueden alterar con facilidad los efectos anticoagulantes del Sintrom. La
inclusión o supresión de cualquier alimento o medicación en mi vida cotidiana,
debe ser confirmado por el médico experto sea este cardiólogo, hematólogo, o de
cabecera.
Otra de las medicaciones que tomo es para equilibrar el colesterol. Mi
cardióloga y mi cabecera insisten en que no puedo permitirme el lujo de que el
malo de la película se me pase ni un pelo de la raya. Raya, que por cierto, se dice con más y más insistencia, que ha
sido bajada para aumentar el consumo de medicamentos. Creo que deben ser ya muy
pocos los que, en nuestra sociedad supuestamente avanzada
no hayan sido diagnosticados de índices demasiado altos de colesterol del “malo”. Sea esto debido a una mala alimentación, o
sea por herencia como es mi caso. Me dicen que mi cuerpo lo fabrica. Pues mejor
podría fabricar moneda ¿no? A unos pocos
afortunados, como a mi marido que hace pocas semanas ya ha dejado de ser raro
raro por no estar en la mayoría, le han dejado escoger entre cambiar su estilo
de alimentación o medicarse para el colesterol. Que suerte para él que puede
escoger. A mi me dicen que o medicación o medicación.
Y para ir finalizando con los necesarios antecedentes antes de sumergirnos de lleno en el primer catítulo de mis Iatrogenias
varias, comento sobre otro de los chupitos medicamentosos que tomo.
Este es opcional para poder dormir mejor. Según los médicos expertos, el mal dormir me lo produce la
Fibromialgia y Fatiga Crónica que es otro de los regalos de los que estoy tratando de aprender las máximas lecciones
de vida y con el que estoy también aprendiendo a convivir.
Bueno, ahora os dejo. Voy a reorganizar para hoy la nueva dimensión del tiempo que
me ofrece mi condición de pensionista y que, a pesar de los achaques, y con mi buena voluntad, me
permite disfrutar de una calidad de vida muy aceptable: tiempo libre, capacidad
de adaptarme a mi nueva realidad económica, buen humor, cierto grado de energía,
muchos deseos de hacer cosas que me apetecen…
En breve sigo con las iatrogenias
varias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario